Cómo decidir qué agua comprar en el supermercado

  • Una guía para entender el etiquetado y qué botellas nos van mejor

Cómo decidir qué agua comprar en el supermercado

Baja en sodio, apta para preparar alimentos infantiles, de mineralización débil… Las etiquetas de las aguas en el supermercado arrojan eslóganes que parecen auténticos jeroglíficos. ¿Qué significan todas esas descripciones? ¿Qué diferencias hay entre ellas?

Repasamos estos interrogantes con Faustino Muñoz, sumiller, director de centro de Colmado Quílez, profesor en diferentes escuelas de hostelería, autor del libro Aguas de España y del mundo (editorial Omega) y una de las personas que más sabe del tema en nuestro país.

La elección entre tanta oferta suele ser difícil para el consumidor

La elección entre tanta oferta suele ser difícil para el consumidor (alenkadr / Getty)

Hay 3 tipos básicos de aguas

Encontramos tres grandes familias de aguas envasadas. La más recomendable es el agua mineral natural. Para ser etiquetada como tal, “debe demostrar que tiene beneficios para la salud, que está recogida en un origen profundo, que el caudal de agua siempre es el mismo y que sus análisis químicos siempre son constantes”.

Además, su zona de recolección debe estar libre de contaminación, de animales en estado de estabulación, etc. No puede ser tratada sino que “debe ser envasada tal cual sale del manantial”.

La más recomendable es el agua natural, pero su etiqueta debe señalar ciertas cosas

Pero en el mercado hay otros dos grandes grupos: el agua de manantial (cuya diferencia con el agua mineral natural es que no tiene porqué demostrar que tiene efectos saludables) y el agua potable preparada (cualquier agua sometida a algún tipo de tratamiento para mejorar su calidad o para cambiar su composición). En España, en 2014, se vendieron 5.416 millones de litros de agua envasada, de los cuales el 96,45% fueron de agua mineral natural.

Duras y blandas

Gracias a las etiquetas de los detergentes hemos aprendido que el agua dura necesita de más jabón para lavar bien y que la dureza puede ser perjudicial para el matenimiento de nuestros electrodomésticos, pero… ¿pasa a la hora de beber? ¿Mejor aguas duras o blandas? “La dureza del agua la da el calcio y el magnesio”, explica Muñoz. A cada consumidor le irán bien unas u otras.

Las personas jóvenes y deportistas necesitan aguas duras

Las personas jóvenes y deportistas necesitan aguas duras (nd3000 / Getty)

“Si hablamos de una persona joven, deportista y sin ninguna patología, se puede hidratar con aguas duras, que tenga muchos minerales, para recuperar los que se han perdido con el ejercicio”. En cambio, “una persona mayor, con problemas arteriales o de riñón, debe tomar una agua blanda, sin muchos minerales”.

Se consideran aguas cálcicas las que tienen más de 150 mg/l de calcio (lo veremos en la etiqueta). Esta agua “contribuye a la mineralización de huesos y dientes y puede ser útil para prevenir la osteoporosis”. Las aguas magnésicas, por su parte, que contienen más de 50mg/l de magnesio, “pueden resultar ligeramente laxantes además de mineralizar también huesos y dientes”.

Las aguas cálcicas son aquellas que tienen más de 150mg/l de calcio

Otras aguas indicadas para un tipo de consumidor determinado pueden ser las aguas sulfatadas (con más de 200 mg/l de sulfatos marcado en la etiqueta), “a las que se les asocian efectos favorables para la piel y el aparato digestivo. Se suelen utilizar en balnearios”. Además, gustativamente “pueden tener un final de boca un poco amargo.”

¿Qué es el llamado “residuo seco”?

Esta expresión aparece siempre en las etiquetas, pero es poco conocida por el consumidor. “El agua tiene un peso. Si le damos calor y la evaporamos, lo que queda son los minerales que contenía, el residuo seco”. En base a ese residuo, pueden ser: de mineralización muy débil (contiene igual o menos de 50mg/l de minerales), mineralización débil (igual o menos de 500 mg/l), media (igual o menos de 1.500 mg/l), o fuerte (cuando tiene más de 1.500 mg/l).

Agua mineral embotellada

Agua mineral embotellada (WLADIMIR BULGAR / Getty)

¿Cómo sabemos cuál debemos tomar? Las personas mayores o con problemas arteriales deberán tomar aguas mineralización débil, en cambio los deportistas –como decíamos anteriormente– pueden tomar aguas con mucho residuo seco.

Para la preparación de biberones, por ejemplo, se recomienda usar aguas de mineralización muy débil, con poco residuo seco. Ahora bien, la mayoría de los consumidores, sin patologías ni necesidades específicas, pueden elegir el agua en base al sabor que tiene cada una de ellas.

Para los biberones de los niños son mejores las aguas de mineralización muy débil

Aguas con gas… ¿favorecen la digestión?

Agua de lluvia, agua de iceberg, agua de glaciar, agua de lluvia, agua termal, agua minero-medicinal, agua de mar, agua de niebla… “Todas estas no tienen una legislación específica, y entrarían dentro de la familia de las aguas potables preparadas”, cuenta Muñoz. Lo mismo pasa con las aguas bicarbonatadas. A estas “se les atribuyen efectos neutralizantes de la secreción gástrica y por eso favorecen una buena digestión”.

Pero hay que matizar bien: esto es así “siempre que los carbonatos sean naturales y no añadidos. En caso en que los carbonatos no sean naturales, nos da la sensación que en vez de ayudar a digerir, nos hinchan”. Ese origen de los carbonatos debe aparecer en el etiquetado.

Si el agua tiene gas, el origen de los carbonatos deber ser visible en la etiqueta

Sí, el agua también se puede maridar con la comida

Nos puede parecer esnob, pero según los expertos, en base a lo que comamos, es mejor tomar una determinada agua y no otra. Muñoz explica en su libro que las premisas a seguir son sencillas: a comida ligera, agua ligera; a comida contundente, agua fuerte y con mucho sabor. Las carnes, por ejemplo, es mejor acompañarlas con agua con gas o aguas fuertes. “El agua con gas, además, potencia el sabor de los alimentos”.

Las más caras no son las mejores

En el súper nos encontramos con grandes diferencias de precio. Aunque estamos hablando de poco dinero (menos de un euro), hay botellas de litro y medio por 20 céntimos y otras que cuestan más del doble. ¿Las más caras son las mejores?

Algunas valen 20 céntimos y otras más del doble

Algunas valen 20 céntimos y otras más del doble (Guido Cavallini / Getty)

Para Faustino Muñoz “no hay un agua que sea mejor que otra. El precio más alto no quiere decir que un agua sea mejor”. En el colmado Quílez, establecimiento que él dirige, vendió una botella de la marca OGO, con oxígeno, por más de 1.000 euros.

La compró una clienta para su nieto, coleccionista de botellas de agua. Él mismo guarda una Evian como la que se llegó a subastar por 24.000 euros… aunque hay una explicación. La puja tenía finalidades benéficas a favor de una ONG que ayudaba a países precisamente con problemas de sequía. Por si acaso, la esconde a buen recaudo.

En España, en 2014, se vendieron 5.416 millones de litros de agua envasada, de los cuales el 96,45% fueron de agua mineral natural”

Fuente: http://ow.ly/UtsT30c1YWh

Categoría: GENERAL Jueves 25 de Mayo del 2017