Las mujeres se rebelan contra la dictadura del #gimnasio

Lo suyo, admite Sonia, fue un espejismo deportivo. Le sucedió frente al escaparate de unos grandes almacenes del deporte en los que lucían cuidadísimos estilismos de vistosos colores -los mismos que vestían en Instagram sus amigas conversas al running que la dejaban sin plan los viernes-. Fue allí donde la enorme luna le devolvió su propia imagen vestida de 'runner'. "En realidad era mi cara con el cuerpo del maniquí", puntualiza. Entró y se compró una equipación completa, incluyendo un botellín de agua del que podías beber corriendo, que ahora esta diseñadora madrileña de 35 años utiliza en el trabajo "porque no es algo que se venda fácilmente en Wallapop", bromea.

"Supongo que la publicidad y los mantras de mis amigas, corredoras renacidas, ya habían hecho mella», rememora. «Luego la dependienta hizo el resto. Básicamente me dio la sensación de que con solo ponerme las zapatillas mi salud mejoraba. Además, reconozco que yo, que siempre voy de negro, me vi muy favorecida con los colorines...".

Llegó a trotar un par de veces por El Retiro. "Pero un día tuve un momento de lucidez mientras me arrastraba detrás del grupo y pensé -tenía mucho tiempo para hacerlo, pues me faltaba el aliento y la compañía para hablar- lo bien que estaría en casa con un libro. Además, lo de colgar las fotos en redes sociales como Instagram o Facebook, que tanto placer genera en muchos de los nuevos depor-exhibicionistas, a mí me traía sin cuidado", afirma.

Volvió a su rutina habitual, que incluye actividad física sin que esta sea necesariamente deportiva, y puso sus zapatillas de correr a la venta en la mencionada página web de clasificados (donde siguen, y rebajadas a 20 euros). Sonia no se arrepiente de sus decisiones, ni de la de correr ni de la de Wallapop: "La evolución ha dado un giro a peor. Hemos pasado de' homo erectus' a 'homo sapiens', y ahora involucionamos a 'homo deportivus'. Las conversaciones de muchos de mis amigos, que antes eran de lo más variadas, giran en torno a lo que tardan en cubrir no sé cuántos kilómetros. ¡Ni que fueran mensajeros!".

En contra de la 'sporty life'

Aunque son pocos los que se atreven a salir del armario y posicionarse abiertamente en contra del ejercicio físico, lo cierto es que Sonia no está sola en su apatía atlética. Famosas como la propia Angelina Jolie, Sienna Miller, la oscarizada Jennifer Lawrence o la sex-symbol Megan Fox han expresado abiertamente su animadversión al deporte, que solo practican, aseguran, por exigencia del guión, y achacan sus perfectas figuras a una vida activa y una cuidada alimentación.

Alérgicas a las mancuernas: "Odio ir al gimnasio. No lo aguanto", ha dicho Keira Knightley. Como ella, son muchas las 'celebrities' que han confesado su tirria al 'gym',entre ellas, de izq a derecha: Katy Perry, Jennifer Lopez y Jessica Alba. GTRESONLINE

De la misma opinión -pero peor dieta- parece ser el 80,5% de los españoles, los cuales, según la Encuesta de hábitos deportivos 2015 del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, no lo practican con regularidad. Solo un 19,5% lo hace una -modesta- vez por semana, mientras que los demás generalmente aducen falta de tiempo o pereza. Pero no así la donostiarra Amaia S. "No tengo ningún reparo en decir que a mí ni me gusta ni me parece que transmita los maravillosos valores que todos proclaman. Es más, me causó un trauma en el cole. Sí, yo era la típica niña a la que, al hacer equipos en clase, nadie quería. Aparte de que no parecía atlética y tenía un temperamento muy tranquilo, no me interesaba nada la competición. Creo que en la edad adulta sucede algo parecido; muchas veces estas actividades sirven para dividir en vez de para unir", comenta.

Similar es la posición de la periodista María Llopiz al respecto: "No hago deporte porque no me parece la mejor manera de invertir el poco tiempo libre que tengo. Prefiero rodearme de mis seres queridos (marido, padres, hermano, amigos) y compartir con ellos charlas. También es cierto que siempre he sido más de cultivar el alma que el cuerpo: leer, ver series y cine, escribir o dibujar me parecen asuntos más enriquecedores (y que además puedo compartir)". Reconoce asimismo que es algo descoordinada, "y ser la más joven de la clase de aerobic y que las señoras jubiladas lo hagan mejor que tú (experiencia real a mis 18 años), tampoco ayuda".

Nick Piercey, profesor e investigador honorario asociado del University College of London, explica a YO DONA que los valores del deporte, dependiendo de cómo uno se lo tome, no siempre son los mejores. "A menudo el hecho de que enseña disciplina se ve como algo bueno, pero eso es cuestionable. Cuando practicamos uno se nos dice constantemente cuándo, dónde y cómo tenemos que utilizar nuestro propio cuerpo, qué es aceptable y qué no. Dividimos y segregamos el tiempo, los lugares, la gente y las reglas, y tanto la reglamentación como el orden se inscriben repetidamente en nuestra mente", señala.

Menos libertad

Estas reglas, explica Piercey, aunque puedan parecer naturales, son construidas y arbitrarias, "y pueden hacer de nosotros una persona demasiado rígida. El deporte quizá acabe restándonos libertad, constriñendo cómo utilizamos nuestro cuerpo y convirtiéndose en una extensión del colegio o del trabajo".

El discurso de Piercey es leña que enciende la llama antiolímpica de gente como Victoria Calvo: "Hice mucho ejercicio en un momento determinado de mi vida. Sé lo que es la adicción al gimnasio. Un día iba corriendo por la calle, llevaba 10 minutos haciéndolo y pensé: '¿Pero por qué corres, si no te gusta nada?'. Me paré y nunca he vuelto a hacerlo. Sé que es bueno para la salud, pero también que en este momento de mi vida no hay sitio para el deporte, qué se le va a hacer. Tal vez vuelva a hacerlo, o no, pero no voy a mortificarme por ello. Por otra parte, la fiebre deportiva actual empieza a parecerme muy cargante. La gente podría dedicar a leer la mitad del tiempo que invierte en el ejercicio físico y la humanidad saldría ganando, estoy segura".

En esta línea, Miguel Ángel Rabanal, entrenador de atletas, licenciado en Educación Física y en Dietética y Nutrición, afirma que "en la mente de todos figura el deporte como algo fantástico y extraordinario que cura todos los males, y es que nadie pone en duda que haya medicamento más completo y con menos efectos secundarios, pero a veces llega a esclavizar a quienes lo practican. Si bien es mi pasión, siempre he dado más importancia a un estilo de vida activo en el que apenas usemos el coche y nos desplacemos caminando o en bicicleta, antes que a una actividad deportiva en sí misma. Pero en la sociedad actual, del postureo y las redes sociales, parece que no eres nadie si no practicas una disciplina de manera reglada y con toda la parafernalia que ello conlleva, y aquí no hablo solamente del material y adornos necesarios, sino en malgastar demasiado tiempo entrenando y obsesionarse en un deporte que lejos de mejorar la salud, te convierte en un auténtico esclavo".

O en un hámster, señala Silvia Ezquerro. Esta licenciada en Humanidades de 38 años y estudiante de Comercio Exterior afirma que se ha sentido como el mencionado roedor en su noria cuando ha utilizado las máquinas de un gimnasio: "No termino de entenderlas, ni cómo funcionan ni el sentido que tienen cuando puedo hacer lo mismo desplazándome de un lado a otro andando por la calle y sacar algo más de provecho que endurecer mis posaderas".

Menos comprensible le parece aún que se pague por ir al gimnasio para socializar toalla al cuello, como reconoce Adriana que fue su caso: "Para mí era un punto de encuentro. Pero como yo había muchos. Creo que bastante gente afirma que practica ejercicio físico cuando en realidad se hace la foto o se pasea con las mallas nuevas, sobre todo en determinados centros. Es una moda, y yo dejé de seguirla cuando flaqueó mi economía".

A pesar de ser un profesional del deporte, Miguel Ángel Rabanal no tiene reparos en afirmar que "la mejor actividad física es aquella que más activos nos mantiene a lo largo del día, y sirve salir pasear con los amigos o la familia, ir en bici a trabajar, subir las escaleras de casa, acercarse caminando a hacer la compra...". Añade que "hay que dedicar el tiempo justo al cuerpo y en caso de duda es mejor quedarse corto que pasarse".

Fuente: http://ow.ly/lNnK308IMGM

Categoría: GENERAL Lunes 6 de Febrero del 2017