A medida que bajan las temperaturas, recibimos menos horas de luz y aumentan los días de lluvia, empezamos a pasar menos tiempo fuera de casa y nuestra vida puede volverse un poco más sedentaria.

El cambio estacional del verano al otoño significa la vuelta al trabajo, niveles de estrés más altos y que los hábitos saludables de comer y hacer ejercicio nos resulten más difíciles de mantener.

Por no hablar de la época de “comilonas” que se avecina antes de Navidad, algo que también nos hace más susceptibles a ganar peso. Para que esto no suceda, contamos con la ayuda y los consejos de Juana Mª González Prada, dietista y nutricionista de la clínica Alimmenta, para mantenernos en un peso sano y no engordar:

1. No te saltes el desayuno: un buen desayuno te ayudará a tener menos hambre al final del día. Debe contar con una adecuada cantidad de calorías, en especial de alimentos ricos en carbohidratos como cereales integrales.

La experta recomienda la avena o el pan integral, los frutos secos, embutidos bajos en grasas, quesos frescos, aguacate, atún o salmón. Si eres de los que les cuesta desayunar al levantarse, toma un yogur o una fruta e intenta romper el ayuno lo más pronto posible durante la mañana, mejor si es antes de empezar el trabajo.

2. Cuidado con las raciones: si tienes mucha hambre, la nutricionista aconseja comenzar por la verdura o comer una fruta antes de la comida principal. La fibra y el agua que aportan los alimentos vegetales ayuda a controlar el tamaño del plato que comerás. Además, si utilizas platos más pequeños, es más fácil controlar la cantidad de alimento que te sirves y las calorías que ingieres.

Desayuna bien e intenta romper el ayuno lo antes posible

3. Evita los picoteos: el café con leche y la bollería para merendar no es lo más aconsejable. Mejor una fruta, un yogur o un café con leche descafeinado. Si necesitas comer más, los bocadillos con pan integral o los frutos secos crudos o tostados (evita que sean fritos y salados), son una buena alternativa.

4. Hidrátate bien: en otoño hace menos calor y puede que tengas menos sed. Es importante hacer una ingesta de agua de uno o 1.5 litros al día. También puedes combinar el agua con infusiones, que entretienen, reconfortan y nos ayudan a estar más relajados.

Evita picar entre horas.

5. Para planificar la comida y la cena, recuerda “el método del plato”: divide tu plato en distintas partes. La mitad de lo que comas que sea vegetal; un cuarto, alimentos ricos en carbohidratos y mejor integrales; y el último cuarto, proteínas, que pueden ser animales o vegetales.

6. Procura tomar postre: el postre ayuda a aportar calorías y contribuye a la saciedad. Elige postres como las frutas o los lácteos bajos en grasa (quesos frescos o yogures). Si no te apetece la fruta porque está fría, puedes utilizar presentaciones más sugerentes como una macedonia o manzana asada.

Una macedonia puede ser el postre ideal para mantener la línea

7. Ojo con el aceite de oliva: es muy saludable, pero es denso en calorías. Elige cocciones ligeras como horno, papillote, plancha o parrilla o guisos con poco aceite. Evita freír y rebozar tus alimentos. Y siempre que puedas, añádelo a tus platos en crudo, después de asados o cocinados.

8. Utiliza alimentos de temporada: tus platos tendrán más sabor y disfrutarás en la mesa. Ahora es época de boniato y calabaza, que asados son el perfecto acompañante del pescado.

Las acelgas, espinacas, puerros, zanahorias o apio pueden acompañar a legumbres y cocerlas al chup-chup, con un hueso de carne y las verduras, en lugar de derivados cárnicos que aportan más grasas saturadas.

Otra opción sana es cocer la coliflor, el brócoli o el repollo, al vapor y con ajo y pimentón. ¿Sabes que también puedes hacer esa ajada con cúrcuma? La cúrcuma tiene propiedades antioxidantes y además de ser beneficiosa para tu salud, aporta color y sabor a tus platos. El calabacín y la berenjena puedes hacerlos en rodajas y a la parrilla, para acompañar tus segundos platos.

Fuente: http://ow.ly/KuGt306ICCN