Como ya comenté en el artículo anterior, muchas personas que se inician en un programa de entrenamiento en la sala de fitness o en el gimnasio de un centro o club deportivo, lo hacen sin saber lo importante que es seguir una serie de consejos básicos que facilitarán y optimizarán el camino hacia la consecución de sus objetivos.

Continuando con mi articulo anterior, 6 consejos para no frustrarte el primer día de entrenamiento, os voy a comentar unas pautas a seguir para estar motivados y continuar con ganas de realizar deporte, sin que os echen la bronca en el gimnasio.

1.Sigue las directrices del programa de entrenamiento.

A veces ocurre que queremos avanzar más rápido de lo que debemos hacerlo y dejamos un poco de lado el plan de entrenamiento, haciendo ejercicios que no nos tocan o moviendo cargas que no debemos mover.

Si ves que la rutina te aburre o que te supera, habla con el instructor de fitness para que sea él quien te aplique nuevas pautas que te ayuden a salir de esa situación.

2. El instructor de fitness es la voz de tu conciencia.

En muchísimas ocasiones, te verás en la incómoda situación de ser aconsejado, sin haberlo pedido, por el típico usuario “licenciado en todología”. Éste sabe de todo (o eso cree) y te dirá cómo tienes que hacer un ejercicio determinado, qué carga mover, cuántos días a la semana has de entrenar… e incluso tendrá la osadía de decirte que al instructor de fitness no le hagas caso, porque lleva cuatro días en esto y él lleva toda la vida entrenando.

No caigas en sus redes y aférrate, fuertemente, a las enseñanzas y a la guía de tu instructor de fitness. Él es quien está preparado para ser la voz de tu conciencia dentro del gimnasio o de la sala de fitness.

En mis muchos años como instructor de fitness tuve que lidiar con “toros” de enormes kilajes que me cuestionaban por el mero hecho de pesar menos de 80 Kg.

“Mientras tú solo desarrollas tus músculos, yo empleo más tiempo en estudiar para que entrenes mejor” tweet

3. “¡Vade retro, Satana!”

Esta frase, acuñada en la cruz-medalla de San Benito, cuyo origen y antigüedad son un poco confusos, podríamos aplicarla al mayor de los problemas que se dan en el mundo del fitness: la suplementación ergogénica, ya sea natural o no.

Ésta puede ser muy peligrosa cuando se recomienda, se facilita o se administra, desde un ámbito no profesional. A no ser que tu médico o que tu nutricionista te haya recomendado algún tipo de suplementación, no la aceptes de nadie. No te creas lo que el “enterado” de turno te cuente de tal o cual producto “milagroso”. Recházalo sin dudarlo.

Si consumes ese tipo de productos sin un control eminentemente profesional, tus riñones y tu hígado, entre otros, pueden pasarte factura.

4. El orden de los factores sí que altera el producto.

Ten en cuenta que tanto el instructor de fitness como los usuarios que entrenáis en la sala o en el gimnasio, no sois los criados de nadie. El material que utilices en cada ejercicio (barras, discos, mancuernas…), devuélvelo a su sitio cuando acabes, que para eso se habilitan unos espacios y unos elementos concretos (mancuerneros, soportes para discos, para barras…).

Es triste que vayas a utilizar una prensa para trabajar tu tren inferior y que te encuentres con que un indeseable la ha dejado cargada con 300 Kg. Ni tú, ni el instructor de fitness tenéis por qué descargarla.

Por tanto, lo que no quieras para ti, no lo desees para los demás. Todo a su sitio y bien ordenado.

Es muy incómodo entrenar en una sala de fitness o en un gimnasio donde está todo el material desordenado o desparramado por doquier.  Eso altera el ambiente y la armonía del entrenamiento, por tanto, altera el producto.

5. Cuando entrenes te cansarás y cuando descanses, entrenarás.

El descanso es importantísimo para que todas las funciones vitales se estabilicen, se fortalezca el sistema inmunitario, se relaje el sistema locomotor, etc., pero especialmente, para que el trabajo realizado en el gimnasio o en la sala de fitness, cause efecto.

Nuestros músculos, durante el descanso, liberan tensión, se relajan y se regeneran, aumentando su tamaño y mejorando su tono.

Descansa, al menos, 8 horas al día, de las cuales, al menos 7, han de ser durante el sueño nocturno.

6.  “La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces”.

Esta gran frase del filósofo suizo del S. XVIII, Jean-Jaques Rousseau, lo deja bien claro. Los resultados tardarán más o menos en llegar, dependiendo de muchos factores (genética, alimentación, descanso…), pero llegarán.

La primera cualidad que se cultiva en el gimnasio o en la sala de fitness, es la paciencia. Si no eres paciente, cambia esa actitud negativa o abandonarás tu programa de entrenamiento.

Sigue estos consejos básicos y los resultados llegarán antes de lo esperado.

Fuente: http://ow.ly/K7iD305l9JF