HIT: 5 ventajas que desconocías

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Actualmente el fitness vive en una encrucijada, ha ocupado tantos lugares y ha adoptado tantas formas que si una persona quiere ponerse en forma, tiene cientos de opciones que elegir. El HIIT- el entrenamiento de alta intensidad, es una de estas opciones.

El problema reside en que si diferenciamos entre realizar ejercicio para la recreación y ejercicio para la mejora de la musculatura, esas opciones se reducen a unas pocas. Y si lo que queremos es trabajar nuestro cuerpo de la forma más breve posible, entonces nos queda sólo una opción: el trabajo de alta intensidad.

El problema nuevamente surge en cómo se ha definido actualmente el concepto de alta intensidad. Se ha convertido en un sinónimo de trabajo con altas velocidades, altas cargas, o de rendimiento deportivo. Uno de los padres de la alta intensidad, Arthur Jones, sabía que para realmente trabajar a altas intensidades, lo que realmente se requiere no es alta velocidad o alta carga en sí mismas, sino un utensilio que te permita trabajar una musculatura determinada durante todo su recorrido, entre otras condiciones. Es lo que Arthur propuso en sus reglas básicas del entrenamiento de resistencias. Para él, para el padre de las máquinas Nautilus, Medx, investigador y creador de prácticamente la mayoría de protocolos que conocemos hoy en día dentro del culturismo o body building, sólo había una forma de entrenamiento realmente eficiente: el H.I.T.

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Desde los años ochenta, prácticamente no hemos evolucionado, porque las bases siguen siendo las mismas. Lo que hacemos es crear una nueva herramienta y reciclar lo que tiempo atrás fue una moda (ya sea entrenamiento de suspensión, imitación de gestos deportivos, etc). Lo que pretendemos decir aquí es que para entrenar H.I.T se necesitan una serie de condiciones obligadas que distan mucho de lo que se concibe realmente como H.I.T.

En primer lugar: trabajar alta intensidad no es sinónimo de riesgo. Es más, lo que se busca al trabajar la alta intensidad es minimizar al máximo posible las lesiones. El ejercicio debe ser concebido como una herramienta para proteger de lesiones, no para provocarlas.

Segundo: Las máquinas de resistencia variable son las únicas que permiten dotar de resistencia a una musculatura durante todo su rango. Arthur Jones las llamaba “las mancuernas inteligentes”.

Tercero: la alta intensidad no es alta velocidad. No queremos que al intentar aumentar la velocidad, creemos un pico de fuerza tan elevado que pueda provocar una lesión. Por lo tanto, una velocidad baja, muy controlada, es fundamental para evitar efectos adversos.

Cuarto: buscar el fallo muscular. El fallo muscular es ese punto en el que nuestra musculatura no puede mover más la carga que hemos elegido. Este punto no es para nada peligroso, es más, es el punto donde será más difícil lesionarse, debido a la incapacidad de mover nuestro miembro a mayor velocidad, y por lo tanto, crear ese pico de fuerza potencialmente lesivo.

Y quinto: entrenar mucho menos. Nos han acostumbrado a entrenar todos los días y durante gran cantidad de tiempo. La historia es al revés: si das a tu cuerpo un estímulo tan alto que no puedas entrenar más de 30 minutos, necesitarás varios días para recuperar esas fibras. Sólo si has entrenado a alta intensidad con las premisas anteriores. Si entrenamos a media o baja intensidad, evidentemente las fibras se habrán recuperado y podremos aumentar el volumen. Pero se trata de ser eficiente, y se es eficiente si disminuyes el tiempo.

Quizás todo esto pueda sonar impactante. Trabajar menos para obtener mejores resultados. Sólo podemos decir una cosa: pruébalo, siguiendo estas premisas, y descubrirás qué es realmente el H.I.T.

Fuente: http://ow.ly/WSJe305l9iJ

Categoría: GENERAL Miércoles 19 de Octubre del 2016