Cómo reconocer si una peluquería es decente antes de que te desgracien

El cabello es una de nuestras señas de identidad estéticas más importantes. Ir a que nos peinen, y sobre todo a que nos corten, es un pequeño rito de paso de las sociedades modernas, y como tal no está exento de peligros. El abanico de posibilidades horribles es amplio: están los aprendices que tratan de convencerte de que elijas el único corte que se les da bien, los expertos que solo controlan lo que se llevaba en los noventa, los creativos que aportan mucho más de lo que debieran y los que tras una actuación normalita te clavan una cuenta que recordarás con dolor a final de mes.

Incluso si eres de fácil satisfacción capilar, la experiencia en sí puede ser estupenda o muy desagradable dependiendo de la profesionalidad del local. Te pueden lavar suavemente y que sientas como si te estuvieran masajeando por el mismo precio o te pueden tirar del pelo, quemarte, tiznarte la frente y luego frotar hasta que la rojez quede aún peor que el manchón de tinte.

Hemos recopilado algunas pistas interesantes que pueden ayudarte a decidir cuando estés muy perdido. Mucho nos tememos que la única manera de estar seguro es pasar por esa pequeña guillotina y rezar por salir vivo, pero quizá te inspire para huir de algún caso especialmente sangrante. Vamos allá.

No quiero ser de ese club

Decía Groucho Marx que no le interesaba estar en ningún club que le quisiera a él como miembro. Una de las formas más rápidas que tienes de tachar una 'pelu' para siempre, o darle una oportunidad, es hacer una simple llamada y comprobar si el barbero te quiere a ti.

La idea es de Dennis Green para 'Business Insider': propone que marques y preguntes si tienen hora para el día más solicitado de la semana en la franja de más "audiencia". En España por lo general lo más complicado es conseguir que te atiendan por la tarde a última hora (cuando la gente sale del trabajo), sobre todo los viernes y vísperas de festivos. Los sábados pronto por la mañana, y más si hace buen tiempo, es momento de bodas y recogidos, así que es otra posibilidad para esta prueba.

Si tienen hora para ti esos días y con poca antelación, preocúpate, algún motivo habrá para que las multitudes no la elijan. Si prefieren no darte hora y te hacen esperar un poco tampoco es mala señal, aunque claro, es incómodo si estás ocupado.

Si estás esperando y ves que cada cliente ocupa su butaca quince minutos o menos, huye

Otra clave es que tengan las tarifas a la vista. No solo por evitar ataques al monedero, sino porque la transparencia suele caracterizar a la gente de fiar. Y necesitamos que lo sean.

Cuidado con la decoración estridente o de un estilo muy concreto: puede indicar un excesivo afán artístico si lo que quieres es un buen corte convencional de toda la vida.

Si el lugar está lleno de veinteañeros a la última tampoco es una garantía a la hora de quedar moderno. A más edad, más experiencia, y un peluquero de cincuenta años que ha tenido que adaptarse a cien bandazos de la moda tendrá más mano que el que prácticamente te obliga a ponerte mechas rosas porque es lo que se lleva, aunque vayan fatal con tu tono de piel.

Preguntar por servicios extra es otra baza ganadora. Si publican una oferta a bombo y platillo pero esta no incluye el lavado ni la crema suavizante y cada cosa suma diez euros más, esa gente no tiene legitimidad para acceder a tu cabeza.

'Córtame solo las puntas, ¿eh?' (iStock)

'Córtame solo las puntas, ¿eh?' (iStock)

El ritmo es importante, lo mejor es que vayan despacio. Las cocinas de los restaurantes de cinco estrellas son un hervidero de prisas y voces, pero si hubiera una Guía Michelin de peluquerías las mejores puntuaciones irían a los locales más tranquilos y a los profesionales más pausados. Es difícil cuidar el pelo sin cuidar a la persona, a nadie le gusta que hurguen en su tapa de los sesos con brusquedad, como si fuera un ingrediente. Cortar bien el pelo se parece más a esculpir, y eso hay que hacerlo poco a poco y viendo cómo va reaccionando a cada paso la materia, en este caso tu cabello.

Mejor que sea el dueño (o dueña) quien se encargue de tu pelo, es el más interesado en que vuelvas

Green va más allá y concreta: si estás esperando y ves que cada cliente ocupa su butaca quince minutos o menos, pies para qué os quiero. Otro encuestado añade que prefiere con mucho esos locales en los que te lavan el pelo con calma en lugar de pulverizarte lo mínimo y meter tijera directamente. 

Aunque no es infalible, te recomendamos que ante la duda elijas a personal amable y no excesivamente 'comercial'. Que se acuerde de tu llamada y personalice el trato sienta bien y es síntoma de que el peluquero no te ve como un número, algo crucial para comunicarse con él. Si te recita las ofertas y te 'vende' lo bien que va a quedar el peinado en lugar de escuchar con atención y sin prisa mientras le explicas lo que quieres... aún estás a tiempo.

Moralmente antiestético

¿El jefe tiene empatía con su personal o los trata con desprecio sin mirarlos a la cara? Si es lo primero, probablemente sea buena persona y le preocupe un poco tu felicidad, así que se esmerará más. Si te sonríe como un gato de Cheshire pero mientras pone verde a la cliente que acaba de salir o a sus subordinados será mal profesional. Y qué demonios, aunque corte mejor que Vidal Sassoon, ¿quieres darle tu dinero a semejante ser humano?

Por otra parte, ya escogida la peluquería mejor que sea el dueño (o dueña) el que se encargue de tu pelo. O el gerente: el caso es que sea quien corta el bacalao. No porque siempre sean los más hábiles, sino porque son los más interesados en que vuelvas. 

No está bonito juzgar el libro por la portada. Si nos equivocamos, que los clientes satisfechos levanten la mano. (Google )No está bonito juzgar el libro por la portada. Si nos equivocamos, que los clientes satisfechos levanten la mano. (Google )

El nombre del lugar tampoco es moco de pavo. El gusto se demuestra en todo, y si se llama 'Rizos' y quieres algo rompedor probablemente no vayas muy encaminado. Una entrevistada aporta ejemplos de enclaves reales que jamás pisará: 'Miss Pelitos' (nos tememos que salgas con aspecto de muñeca de porcelana del siglo XIX), 'Inffinitty' (así, con dos tes) o 'Corta cabeza' (especialistas, suponemos, en el estilismo de María Antonieta en su última etapa).

Fíjate en el instrumental. Un carro grande y bien equipado, con muchos peines y pinceles diferentes, es un caballo ganador con ruedas. En algunas siguen haciendo las mechas con peine en lugar de usar esos papeles de aluminio tan feos, y se nota para bien en el resultado.

Un último consejo: quizá las unisex sean más recomendables en general que las de 'señoras' y 'caballeros'. Si manejan más variedad de estilos seguramente tengan más soltura con las manos y estén más abiertos a tus gustos aunque sean peculiares. 

Y mucha suerte. Como en todo lo creativo, dependiendo del día y del humor del peluquero la cosa irá mejor o peor incontrolablemente. No mates al mensajero.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-09-26/como-reconocer-elegir-buena-peluqueria_1264053/

Categoría: GENERAL Lunes 26 de Septiembre del 2016