Ciudades a vista de pájaro. O vistas a ras del mar. Otear los horizontes y los ‘skylines’ de algunos de los destinos más dispares del mundo es posible. ¿Cómo? Desde sus azoteas, terrazas o ‘beach clubs’ insólitos e increíblemente ‘cool’. Para saborear las vacaciones o las escapadas –cóctel en mano– en unos enclaves en los que el gusto por la decoración y la armonía visual son factores determinantes.

Lugares en donde colorterapia, chapuzón y mixología están más que servidos. Con bañador o sin él, en estos rincones destacan los azules de aires marineros, los verdes más vibrantes o los marrones más terrosos. Aquí solo cabe tomar el aire, una copa y dejarse llevar. Además de brindar por el relax vacacional desde Melbourne, Mikonos o Malibú. Allende los mares.  

1. París y su 'buque' insignia

Blancos, mostazas y azules eléctricos. Los tres colores que perfilan, definen y caracterizan a este célebre edificio parisino: el hotel Molitor. Su inusual arquitectura, con apariencia de barco, lo convierte en un crucero encallado en tierra donde las actividades de ocio, gastronomía y deporte -gracias a sus piscinas- son el ejemplo del 'bonvivantismo' parisino. Todo un complejo urbanita del que es imposible salir. 

Como en su bar: en Le bar de le Molitor es posible degustar un cóctel al tiempo que se disfruta admirando las obras de arte que cuelgan de sus paredes o las vistas que ofrece a la zona de la piscina. Para quienes busquen una cura de sol, nada como probar su azotea, una suerte de jardín vertical de plantas aromáticas donde es posible recargar energía mental, gastronómica y mixológica. Degustar su 'Rose in negroni' es toda una experiencia sensorial. Deja que sus ingredientes –Aperol, Martini Rosato y ginebra– o las recomendaciones de su 'bartender' hagan el resto. 

2. Un ágora moderna

Un punto de encuentro, un espacio milenario apto para las reuniones con amigos en clave paradisíaca. La Grecia de tintes clásicos se reinventa gracias a Scorpios, un local situado en la isla de Mikonos cuyo fin es promover la buena vida, la cultura, el relax y –por qué no– la filosofía. Como la que proclamaban Sócrates, Pitágoras, Eurípides o Aristóteles. Y todo bajo el cobijo de una elegante e imperfecta construcción de piedra caliza donde la simplicidad de sus materiales y objetos de decoración acaban por ser sofisticados. 

Su oferta gastronómica es, cómo no, de sabores mediterráneos. Productos de la zona con tintes orgánicos y 'gourmet' donde los vegetarianos hallarán parada y fonda. Su restaurante, abierto al mar, hace que las comidas se conviertan en un ritual 'gastro' que disfrutar junto a la familia o los amigos. Tras los fogones está el chef Alexis Zopa; encargado de ofrecer una cocina 'bio' donde triunfan los pescados y mariscos de la zona. Célebre es su 'carpaccio' de pulpo con vinagre, orégano y aceite. Un plato al que no le hacen falta más alharacas. 

Para rematar la tarde, cóctel en mano, frente a las impresionantes lagunas de Paraga y Kavos que se abren al vasto mar Egeo. Una buena forma de conectar con silencio, sol y naturaleza hasta el momento en que caiga la noche y el ritmo cambie al son de la música. 

3. El aullido australiano

Un antiguo almacén de Melbourne sirvió de excusa a sus dueños para levantar un local donde es posible disfrutar de un concierto, resguardarse a la sombra de las plantas de su patio interior –revestido con columnas de acero e impresionantes paneles de madera– o degustar alguna de sus muchas variedades de cerveza. Además, Howler cuenta con un acogedor bar cubierto donde la amplia y generosa selección musical de su DJ hará las delicias de los amantes de la música 'indie'. 

Su amplia capacidad –puede albergar hasta 700 personas– lo ha convertido en un enclave idóneo para que artistas, cantantes o diseñadores celebren eventos gracias a la versatilidad de sus espacios. La misma que rige en los fogones de este local en el que se sirve una amplia oferta de hamburguesas fuera de serie. Todas se cocinan a baja temperatura y se acompañan de ensaladas y aperitivos cuya suma da como resultado la cena perfecta. 

4. Milán, 'mio caro'

Si Don Draper, protagonista de la exitosa serie 'Mad men', levantara la cabeza y viajara a Milán, lo haría para tirarse de cabeza a la imponente piscina de la azotea de Ceresio 7. Un rincón donde se vive el día al sol que más calienta y desde el que se puede disfrutar de sus sofisticados almuerzos con vistas de 360º a la capital de la moda 'made in Italy'.

Un espacio privado donde es posible escapar del bullicio de la ciudad con el aperitivo típico de las 19.00 horas o terminar la jornada a la hora de la cena... y de las copas. Y todo desde la azotea de un edificio histórico en la que hasta sus cócteles tienen encanto y más si se degustan desde cualquiera de sus coloristas sillones de piel de aires Midcentury. Déjate llevar por las recomendaciones de su experto en coctelería americana. Y prueba su célebre Bacchus, elaborado con pisco, licor de violeta, frutos del bosque, limón y clara de huevo. 

5. Una granja sobre el mar

Sobre las aguas de la costa del Pacífico, se levanta un muelle que alberga un local de estética 'navy': el californiano Malibu Farm. Un restaurante que hace las delicias de propios y ajenos y en cuya carta han caído rendidas celebridades como la actriz Julia Roberts. Una cocina cuyas máximas están regidas por alimentos orgánicos tales como semillas o verduras de la huerta. 

Nada es azaroso en este rincón donde las pizzas con colifor y la hamburguesa de pollo de corral son dos de sus platos estrella. Y todo, con vistas. Una granja sobre el océano con aires decorativos industriales que es el último refugio gastronómico donde recalan 'hipsters' de todas partes del mundo. 

Fuente: http://www.vanitatis.elconfidencial.com/estilo/2016-08-04/mejores-azoteas-terrazas-beachclub-del-mundo_1213916/