El Juli exige el toro y triunfa

Juan José Padilla, en la plaza de toros de Pamplona.

Juan José Padilla, en la plaza de toros de Pamplona. Luis Azanza 

Toros de Victoriano del Río, correctamente presentados —esmirriado el sexto—, cumplidores en el caballo; nobles primero, tercero y cuarto; deslucido el segundo. Al quinto se le dio la vuelta al ruedo. El sexto, blando y soso.
Juan José Padilla: estocada tendida —aviso— (oreja); —aviso— dos pinchazos, estocada —2º aviso— y un descabello (silencio).
Julián López El Juli: dos pinchazos —aviso— pinchazo y un descabello (silencio); estocada trasera y un descabello (dos orejas).
Alberto López Simón: pinchazo, estocada —aviso— (ovación); —aviso— pinchazo y estocada (oreja).
Plaza de toros de Pamplona. 12 de julio. Sexta corrida de la feria de San Fermín. Lleno.

Decididamente, hay dos Ferias del Toro, la de los modestos y la de las figuras. Y hoy, martes, se ha vuelto a comprobar. No es que los toros de Victoriano del Río fueran becerrotes, pero su presentación nada tuvo que ver con los de días anteriores. Luego no es verdad esa máxima de que la empresa elige los toros y el torero que quiera venir, que venga, y el que no, que se quede en su casa. Más bien, interesan que acudan las figuras y estas exigen. Vaya que si exigen.

Miren, si no, cómo Padilla ha conseguido salir de los carteles primeros y hacerse un hueco junto a El Juli. Menuda diferencia. Y Julián viene porque vienen los toros de don Victoriano. Si no, de qué; no veía la Feria del Toro ni por televisión.

Pues a pesar de todo, la corrida dejó mucho que desear.

A pesar, incluso, del triunfo de El Juli ante el quinto, al que, incomprensiblemente, se le concedió la vuelta al ruedo. Fue un toro noble y con movilidad, al que capoteó con gusto a la verónica, y trazó un par de tandas de largos naturales en una expresión de dominio y técnica más que de sentimiento. Intentó justificarse ante el deslucido segundo, pero dio un mitin impropio de su categoría con la espada. Solo pinchó tres veces, pero echándose fuera con un descaro incomprensible.

Y el que salió escaldado fue Padilla, ídolo de esta plaza, pero al que parece que se le agota el carburante, de modo que el cariño de las peñas fue más comedido. Bueno, el que estuvo comedido fue el torero, que no acertó a organizar el espectáculo que le es propio y que ha enamorado a sus muchos seguidores. Su lote fue muy aceptable, pero él no atraviesa su mejor momento. Colocó banderillas con suficiencia y a su modo, veroniqueó al primero con soltura, pero muleta en mano no dio pie con bola. Mal colocado en todo momento y despegado, su toreo por ambas manos ante sus dos toros careció de fondo, y desbordó superficialidad y pueblerinas maneras. Cortó una oreja de su primero sin motivo que la justificara y se guardó silencio tras la muerte del cuarto.

Solo tres muletazos templados con la mano derecha destacaron de la acelerada faena de López Simón al tercero; no dijo nada ante el sexto, de pocas carnes, y sosa nobleza. Interminable la faena, voltereta incluida, sonó la música porque suena sí o sí, pero el madrileño no dijo ni mu.

Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/07/12/actualidad/1468350978_524695.html

Categoría: GENERAL Miércoles 13 de Julio del 2016